Según la física atómica, “ las leyes que describen el comportamiento de los átomos son independientes de la dirección del tiempo”. Esta independencia del tiempo es cierta también para cualquier sistema que pueda ser considerado suficientemente simple.
Dicho de otra manera, los sistemas simples se comportan de tal forma que, no se puede identificar el sentido en el cual fluye el tiempo. Sin embargo, no sucede lo mismo con el comportamiento de los sistemas complejos. Al observar el movimiento de un sistema complejo, es posible determinar en qué dirección corre el tiempo, es decir, es factible identificar qué hecho sucede primero y cuál sucede después.
Se dice que si se observara un sistema complejo en un estado inicial de perfecto orden y se dejara transcurrir un cierto tiempo, al final es posible encontrar que todos sus elementos han cambiado, han tendido a una nueva posición sin guardar norma o conducta que le hiciera permanecer en su estado inicial de orden. Por el contrario, si se iniciara la observación en un estado de desorden y al cabo del tiempo se volviera a observar, no encontraríamos que el orden hubiera aparecido de manera natural. Se concluye entonces, desde el punto de vista físico, que del orden al desorden se va de manera espontánea y que no sucede el mismo fenómeno en sentido inverso. Es éste hecho lo que permite establecer el sentido del flujo del tiempo en el comportamiento de los sistemas complejos.
El planteamiento de esta Ley física tiene soporte en la teoría de las probabilidades. Por ejemplo, si consideramos o definimos que una baraja de 52 cartas se encuentra ordenada sólo si están dispuestas en estricto orden ascendente o descendente, se observará que existen otras muchísimas posibilidades de disponer las 52 cartas, las cuales vienen dadas por el número de permutaciones, es decir por 52 factorial. Resulta entonces, que la probabilidad del desorden es infinitamente mayor a la probabilidad del orden. Por lo tanto, se dice que los sistemas complejos, evolucionan o tienden hacia su configuración mas probable.
Para referirse a esta tendencia natural al desorden, el Físico Alemán Rudolf Julius Emmanuel Clausius, fue el primero en utilizar el término ENTROPÍA , […] partiendo de la palabra griega en tropé que significa transformación. “Intencionalmente he formado el término entropía de manera tal de hacerlo lo más parecido posible al término energía: en efecto, ambas cantidades […] están tan estrechamente ligadas desde el punto de vista del significado físico que me parece útil cierta analogía también en sus nombres”1.
Entonces, medir el grado de cambio dentro de ese infinito de posibilidades en que puede disponerse o configurarse un sistema complejo o, en últimas esa medida de la tendencia al desorden es lo que en la Física se reconoce como Entropía.
Por qué pensar, entonces, en la Entropía cuando se piensa en la economía? Entre las muchas definiciones que pueden encontrarse de economía, algunas la establecen como una ciencia social, y otras mas exactamente como la manera en que la sociedad administra sus recursos escasos. Existe una constante y aparece una relación: La economía se refiere a la sociedad. Y ésta a su vez puede ser considerada como un sistema complejo, por la forma como cada uno de sus individuos se interrelacionan, porque la acción de cada uno de ellos incide sobre las decisiones de los demás. Esta consideración de la sociedad como un sistema complejo, es lo que me permite trasladar al análisis de la economía las herramientas desarrolladas en la física.
En economía resulta muy importante el concepto de equidad, al igual que el concepto de eficiencia . Estos conceptos sobresalen constantemente en cualquier situación, bien sea en el desarrollo o explicación de una teoría o bien en las discusiones relacionadas con la definición de la política económica.
La eficiencia hace referencia a la maximización de la producción con los recursos escasos de que dispone la sociedad, y la equidad sugiere la distribución equitativa de los beneficios obtenidos con dichos recursos, entre los miembros de la sociedad.
Si se tratara de ordenar la sociedad como se hace con una baraja de cartas, teniendo como elementos de orden la eficiencia y la equidad, nos encontraríamos con que al igual que en la baraja, existe un infinito de posibilidades en que puede organizarse una sociedad, pero a aquella que conjuga la eficiencia y la equidad le corresponde una bajísima probabilidad. De hecho, en los textos de economía se menciona el hecho de que la sociedad se enfrenta a una disyuntiva entre estos dos principios.
De esta manera, al considerar la sociedad como un sistema complejo y teniendo en cuenta que los principios de eficiencia y equidad, serían los referentes básicos de lo que podría considerarse el orden de la sociedad desde el punto de vista económico, es posible concluir que en la sociedad existe un alto nivel de entropía. Conclusión que resulta obvia si consideramos el principio o ley que determina: “Un sistema formado de un número muy grande de componentes tiende a evolucionar espontáneamente hacia las situaciones de máxima entropía”2.
Si la sociedad como un sistema complejo que es, tiende hacia la máxima entropía, se requiere de una fuerza ordenadora que le permita dejar de ser un sistema aislado, de tal forma que en su interior se produzcan intercambios positivos para la sociedad. Su equivalente en la física sería el intercambio de energía que se genera entre los sistemas no aislados.
En términos económicos, mantener la sociedad como un “sistema aislado”3 equivaldría a una economía en la que su funcionamiento está determinado por las fuerzas de los mercados, es decir, un sistema al que no se le adiciona un componente ordenador, por considerar que aquellos, los mercados, son la opción que garantiza la mayor eficiencia para asignar los recursos. Sobre este principio está determinado el modelo económico seguido por una gran cantidad de países que en los últimos años han alcanzado sus máximos niveles de desorden, ineficiencia e iniquidad con sus inevitables crisis sociales que cada día amenazan mas la estabilidad de los sistemas políticos.
Por lo tanto, utilizar el principio de la entropía, puede ayudarnos a entender mejor por qué el modelo neoliberal no es saludable para la sociedad. Por qué este modelo ha llevado en la mayoría de los países a crisis sociales que cada día amenazan mas la estabilidad de los sistemas políticos.
Al igual que en los sistemas físicos complejos se requiere la introducción de un componente energético para asegurar la prevalencia de un nivel entrópico deseado, en los sistemas económicos también es indispensable un grado de intervención para inducir la obtención de los niveles deseados de eficiencia y equidad. Este papel ordenador constitucionalmente le corresponde al Estado y es mandatorio su aplicación so pena de condenar a la sociedad a una disolución espontánea.
1 Carlo Bernardini y Silvia Tamburini. Lecciones de Física. Roma 1981.
2 Vittorio Silvestrini. Qué es la entropía?. Editorial Norma, 2000.
3 Este término debe considerarse desde el punto de vista físico. En este caso no se está refiriendo a una economía aislada del resto del mundo.