Durante mucho tiempo que he pensado, quizás con demasiada ingenuidad, sobre los problemas de la humanidad: la avaricia, la miseria, la ignorancia, el egoísmo, etc., y el papel del gobierno para acercarnos a un mundo mas ecuánime y justo. Creí que un modelo socialista era una posible solución. Al fin de cuentas siempre entendí el socialismo y comunismo como modelos de equidad social y progreso para todos en masa.
Obviamente lo que suena bien en papel no ha funcionado muy bien en la realidad y mi conclusión al respecto, después de haber conocido gente que ha vivido esos sistemas y haber visitado La Habana en un par de ocasiones es que el sistema no funciona debido a las mismas causas de los problemas que trata de resolver: la avaricia, la ignorancia, el egoísmo, etc. Todas características arraigadas en el género humano.
Dada la anterior conclusión, pensé que necesitábamos un sistema que aprovechara al máximo esas mismas características humanas y les hiciera trampa para que el resultado fuera progreso para todos en masa. No se me ocurría como podría ser semejante sistema tan perverso y a la vez tan beneficioso. Lo tenía debajo de las narices y ha estado operando por siglos. El capitalismo.
¿Pero por que entonces este sistema que se basa en la avaricia del capitalista, la ignorancia de la masa trabajadora y el egoísmo de la clase media para su éxito, por que no ha logrado acabar con los peores de los flagelos que ponen en peligro la existencia de la humanidad?
Creo que la respuesta es que la habilidad de los mercados para auto-regularse es una falacia. Esa habilidad esta predicada en el poder relativo de la oferta y la demanda sobre la otra. Si los precios suben y la gente no compra, los precios bajan, el consumo aumenta y el ciclo se repita hasta lograr un equilibrio. Eso no sucede y menos ahora que la miseria se globalizo y los mercados locales se han desintegrado quedando así vulnerables a los grandes capitales globales. No sucede porque la capacidad del capitalista para aguantar malos tiempos y absorber perdidas es infinita en comparación a la capacidad de la masa para aguantar hambre. Es parecido a lo que pasa en los casinos y en los juegos que mejores posibilidades dan al jugador como Blackjack. Si cada vez que el jugador pierde duplica su apuesta, eventualmente el casino va a perder y el jugador se recupera. Pero todos sabemos que no contamos con suficientes fondos par aguantar una mala racha duplicando la apuesta cada vez. Y en caso de que nos aproximemos a esa posibilidad, el casino tiene una apuesta máxima. Eso garantiza que no nos recuperemos.
Quizás el capitalismo sea la mejor forma de estimular la sociedad a trabajar, desarrollarse y progresar explotando lo peor del genero humano pero creo que por ahora hay que tratarlo como a un adolescente, arrogante, inexperto, con una corteza cerebral aun inmadura e incapaz de razonar con equidad, integridad y justicia. Es necesario entonces un gobierno que imparta los valores, controles y disciplina necesaria para que el adolescente de hoy no termine el día de mañana aplastado por el peso de todas sus victimas o acribillado por el desespero de sus encadenados.
¿Como entonces nos aseguramos de que el gobierno cumpla su papel en beneficio de todos? Manteniendo claros y presentes los objetivos de la humanidad, exigiendo que el gobierno nos cumpla y probablemente volviéndonos más egoístas aun de lo que ya somos.
No podemos dejar que los políticos de turno nos cambien el rumbo. Tenemos que elegir a los políticos que nos muevan hacia adelante en el rumbo ya trazado. Es mas, debemos ir un paso mas adelante y no elegir políticos sino servidores públicos comprometidos con los objetivos comunes.
Todos sabemos que el egoísta lo quiere todo para si mismo pero de lo que no nos damos cuenta es que el mas egoísta de todos es capaz de grandes sacrificios personales siempre y cuando reciba grandes recompensas personales. También sabemos que solo tenemos derecho a reclamar si hemos pagado. El mendigo no tiene derecho a reclamos.
En Estados Unidos los servicios funcionan porque todo el mundo reclama justificado en que pagó sus impuestos. En Escandinavia todos tienen muy buenos servicios porque pagan grandes impuestos. En Colombia no hay buenos servicios porque todos evadimos impuestos y no tenemos derecho a quejarnos –aunque descaradamente igual lo hacemos- de los que funcionan mal porque no hemos pagado. Seamos egoístas. Paguemos 70% en impuestos. Exijamos la recompensa social y económica correspondiente.
Yo quiero ver a una nación unida y comprometida en un simple pliego de objetivos sociales y económicos no para los próximos cuatro años sino para la próxima década, los próximos cincuenta años, el próximo siglo. Objetivos como la educación gratuita para todos, los servicios de salud gratuitos para todos, la disponibilidad de vivienda digna para todos, la oportunidad de empleo digno y debidamente remunerado para todos, las políticas justas y equitativas que promuevan el crecimiento económico y la inversión extranjera entre otros.
Después de eso quiero ver servidores públicos que planteen metas concretas con sus correspondientes planes de acción e indicadores de gestión para cada uno de esos objetivos. De esa forma podré decidir por quien voy a votar en las próximas elecciones.