Los Desayunos en Sidney

Recientemente estuve en Australia (Sydney) con mi esposa Matilde, fuimos a visitar a nuestros hijos Álvaro Ignacio y Andrea que viven en esta ciudad hace un poco más de un año. El contraste de país con Suramérica es impactante, encontramos una sociedad con un alto estándar y calidad de vida, llena de oportunidades de trabajo para aquellas personas jóvenes calificadas que cumplen con las condiciones predefinidas por el gobierno australiano y que en resumen serían: edad, conocimientos de inglés y una profesión u oficio que cumpla con las necesidades del país.

Sydney, que está localizada en una bahía hermosa, ofrece innumerables oportunidades para el turista, por ejemplo: una visita a su Casa de la Opera (Opera House) con su imponente construcción sobre la bahía, o a la Galería de Arte de NSW localizada en medio de un parque adyacente al jardín botánico y que contiene entre sus obras una importante colección de pinturas y esculturas de los aborígenes australianos, o visitar los sábados al mercado de artesanos y antigüedades en la parte antigua de la ciudad, o cruzar a píe el puente de la bahía, o tomar una excursión para ascender por su estructura y desde allí contemplar la ciudad, o cruzar la bahía en los taxis acuáticos o ferrys que comunican a los lugares costeros, o visitar la zona de Paddington con sus tiendas o las playas de Bondi Beach con su permanente actividad de día o de noche; y la lista sigue para atender a todos los gustos e inquietudes. Al llegar al aeropuerto hay publicaciones que son guías gratis de la ciudad disponibles en varios idiomas, tomar una de ellas ayudará a armar los itinerarios a cumplir durante la visita.

Australia cuenta con una sociedad multirracial, con una alta cultura cívica, igualdad de oportunidades sin discriminación por edad, ideas, sexo, color o credo religioso, altos impuestos, servicios eficientes provistos por el estado etc. Como esta columna se refiere a la cocina y los placeres de la mesa, más que a análisis socioeconómicos, es oportuno anotar que Sydney cuenta con una cocina excelente, muy variada y con influencias de varios lugares del mundo, acompañada con vinos del país de precios amables y con una muy buena relación calidad/precio.

Para los amantes de la buena cocina las opciones son interminables, la primera sugerencia es ir al “fish market” que se convertirá en una experiencia única por la amplia variedad y calidad de mercadería en peces y mariscos y adonde se podrán degustar platos sencillos preparados con los productos que están a la vista en el mercado; la influencia de la cocina asiática ofrece una amplia gama de restaurantes con cocina china, japonesa, thai, vietnamita, coreana, etc; la colonia italiana o la griega aportan muy buenos restaurantes con la cocina de sus países, y los chefs australianos ofrecen cocina fusión que conjuga lo mejor de las diferentes influencias étnicas del país. Memorables en nuestra visita cinco lugares: El primero y más importante corresponde al restaurante de Tetsuya Wakuda el gran chef japonés, uno de los grandes innovadores de la cocina moderna, Tetsuya’s (http://www.tetsuyas.com/) es un templo de la gastronomía, adonde todo roza la perfección: el producto, la comida, el servicio y el ambiente, recomiendo ampliamente ensayar su menú degustación de 10 pasos (180 dólares australianos por persona, sin bebidas) y estoy seguro que se convertirá en una experiencia gastronómica única para el comensal, interesante detalle que en este restaurante de primerísimo nivel mundial uno puede llevar su propia botella de vino, la que será abierta con el pago de una suma nominal, esta práctica es corriente en muchos de los restaurantes de Sydney; Longrain (http://www.longrain.com.au) ofrece una experiencia diferente; el sitio, un antiguo galpón remodelado con un diseño muy “minimal”, está dividido en dos grandes secciones con una importante cocina al medio, por un lado un acogedor bar para degustar su extensa lista de daiquiris y por el otro un gran comedor con mesas comunales que acomodan unos 20 comensales cada una de ellas, la cocina es asiática y de excelente calidad, las porciones son generosas y para compartir, el personal es amable y atento a dar aclaraciones sobre el menú o cuáles son las mejores combinaciones para tener un recuerdo memorable de la visita a Longrain.

Sydney ofrece numerosas opciones para tomar un buen café mientras uno camina por sus calles, pero en mi criterio el más atractivo es el ¨Lindt Concept Store and Cafe” situado en pleno centro de la ciudad en el número 53 de Martin Pl, este es el primer emprendimiento de este tipo desarrollado por la empresa que fue pionera en el mundo en la industrialización del chocolate, cuando en 1879 Rodolfo Lindt descubrió la forma de fabricar un chocolate con corteza dura y un interior más suave, vale la pena ir a media mañana o en la tarde y disfrutar de una buena taza de chocolate o un té acompañado de una tajada de las exquisitas tortas de chocolate que se ofrecen en el café, teniendo como fondo un sitio decorado con elegancia y distinción. Otro café interesante es el “National Trust Cafe” situado en Observatory Hill adyacente a la Galería “S.H. Ervin Gallery”, está abierto de martes a sábado de 11 de la mañana a 5 de la tarde, especial para un descanso a la hora del almuerzo en medio de una atmósfera tranquila, con una atención amable y platos simples pero esplendidos producto de la cocina de Margareth, su dueña.

Y para terminar esta larga introducción pasemos al tema de este mes, los desayunos de Sydney. La ciudad que mantiene una relación intensa y compleja con su proximidad al mar disfruta de un clima muy benigno, sus ciudadanos aprovechan al máximo estas características y es así como es costumbre el desayuno fuera de casa, especialmente los fines de semana, adonde “todo el mundo” sale a desayunar afuera.

Los desayunos se convierten entonces en la comida importante del día, por ejemplo camino a la playa, o al regreso de un buen ejercicio en uno de los parques de la ciudad, hay innumerables cafés para este rito, pero quizás el más famoso es “Bills Cafe” que ofrece una amplia combinación de opciones para el desayuno, todas en porciones gigantescas que permiten vaticinar un buen resto de día, este café que es obra de uno de los chefs más importantes y reconocidos de Australia, Bill Granger, cuenta con tres establecimientos en Sydney (http://www.bills.com.au). A continuación la receta para un desayuno a la manera de Sydney.

Huevos a la manera de Bill Granger

Ingredientes:

  • 2 huevos
  • 1/3 de taza de Crema de Leche
  • Sal y Pimienta al gusto
  • 1 cucharadita de Mantequilla

Preparación:

Poner en un recipiente los huevos, la crema de leche, la sal y la pimienta, batirlos muy bien hasta tener una mezcla homogénea. Calentar a fuego alto una cacerola de hierro fundido o que tenga buen espesor, agregar la mantequilla fuera del fuego y cuidar que no se queme. Retornar la cacerola al fuego, agregar la mezcla de los huevos y la crema de leche, y dejar que se cocinen unos 20 a 30 segundos hasta que se empiecen a pegar en el borde de la cacerola o de la mezcla, con una cuchara de madera traer hacia el centro y desde el borde de la cacerola, la parte de huevos que se ha solidificado, dejar cocer nuevamente los huevos por otros 20 o 30 segundos. Bajarlos del fuego, pasarlos a un plato y servirlos acompañados de tostadas de pan de campo o pan integral, tomates al horno, champiñones dorados en mantequilla y aguacate cortado en lajas delgadas

Champignones dorados en mantequilla

Ingredientes:

  • 150 gramos de Champignones
  • 2 cucharaditas de Mantequilla
  • 1 Cebolla pequeña ó 1 echalote finamente picado
  • Sal y Pimienta al gusto

Preparación:

Derretir en una cacerola a fuego medio una cucharadita de mantequilla, agregar los champiñones, un poco de sal y pimienta recién molida, dejarlos cocinar hasta que boten el agua y se sequen, retirarlos del fuego y pasarlos temporalmente a un plato. Llevar al fuego nuevamente la cacerola, derretir el resto de la mantequilla, agregar la cebolla ó el echalote y cocinar unos minutos hasta que afloje, agregar nuevamente los hongos, revolver bien y dejarlos cocinar unos minutos más, hasta que estén dorados, de ser necesario agregar un poco más de mantequilla.

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