Hoy me han despertado para darme muy malas noticias.
José Luís fue un gran amigo desde el día en que lo conocí. Siempre dispuesto para conversar de cualquier tema, para analizar la situación política, social y económica del mundo pero sobretodo para hablar de Medellín. En el ultimo almuerzo que compartimos me dijo que a pesar de haber vivido lejos de Medellín la mayor parte se su vida nunca se fue de Medellín. Sentimiento que compartimos muchos.
Sus opiniones e ideas siempre estuvieron basadas en los principios sociales, éticos y morales de la equidad, el respeto y los derechos humanos. Y aunque algunos no compartieran sus posiciones siempre escucho las criticas y las acogió como parte esencial y necesaria de la democracia y del crecimiento espiritual de cada ser.
Fue él quien siendo fiel a sus principios al dejar de publicar su columna semanal en El Mundo, inspiro la creación de micolumna.com. Su disciplina para enterarse del acontecer mundial y para destilar sus propias conclusiones plasmadas en sus escritos, semana tras semana y en ocasiones varias veces a la semana; es algo que todos le envidiamos y disfrutamos. Ciertamente José Luís ha sido fuente de inspiración y admiración para muchos de los que leen sus columnas y para los que a consecuencia de ello han escrito sus propias columnas.
No se como son las cosas. No se si el espíritu presiente la partida y actúa de acuerdo a eso o si los que quedamos le otorgamos atributos imaginarios de presagio a los últimos pasos que dan en esta tierra los que nos dejan. El miércoles en las tempranas horas de la tarde, vi pasar a José Luís desde la sala de reuniones por un corredor camino de mi escritorio. Nos saludamos con la mirada y me hizo un gesto de que en el escritorio me dejaba algo. Era el libro del cual me hablo el lunes cuando almorzamos. El libro de Héctor Abad Gómez, El Manual de Tolerancia. La nota que lo acompañaba decía “… léelo cuando puedas, no tengo ningún afán de que me lo devuelvas.”
Si bien lo vamos a extrañar podemos estar tranquilos sabiendo que vivió una vida larga y plena rodeado del calor de su familia, y que en sus momentos finales disfrutaba de la compañía de su esposa y la opera de Mozart, ’’Rapto en el serrallo’’.
Serán sus columnas, sus palabras y su memoria la fortuna que compartimos.
Pocos son los verdaderos amigos que la vida nos brinda y por su amistad, sabiduría y consejo doy gracias a Dios y aunque no este mas con nosotros, José Luís siempre vivirá en nuestros corazones.
Hasta siempre…