El diario Washington Post publica en su edición de hoy (agosto 31, 2005) la noticia de que la Agencia para la Protección Ambiental de los Estados Unidos esta preparando un borrador de reglamento que permitirá a las plantas viejas de electricidad térmica descargar en la atmósfera 100.000 toneladas más por año de contaminantes en comparación con los niveles permitidos hoy en día. Estos incluyen bióxido de azufre y oxido nitroso que de acuerdo con evidencia científica son gases que producen en Estados Unidos 20,000 muertes prematuras por año y enfermedades respiratorias crónicas.
Este corresponde al patrón que se ha visto en los últimos años de reversar los logros de protección del medio ambiente que se habían penosamente alcanzado durante muchas décadas mediante una intensa lucha entre los intereses contrapuestos de la sociedad en general y los particulares del capital industrial. La presente administración se sabe a cual lado se inclina. En esta administración los Estados Unidos se retiraron unilateralmente del tratado de Kyoto sobre control de la contaminación. Sabemos que forzaron la suavización, hasta dejarla sin ninguna o con poca sustancia, de la declaración de los Ocho en su última reunión de este año sobre calentamiento de la tierra y las medidas a tomar. Se publicaron también noticias de que la Casa Blanca ha alterado documentos y estudios que demuestran que el calentamiento global es un hecho sobre el cual existe abundante evidencia científica. También vimos hace unas semanas las noticias de un eminente legislador tratando de intimidar a los científicos que declararon simplemente lo que confirmaron, que el mundo se calienta aceleradamente y con consecuencias devastadoras. La administración sin embargo quiere tapar el sol con las manos diciendo que la evidencia científica no es concluyente y por lo tanto no hay que hacer nada. O muy poco.
En justicia la administración ha dicho que estas medidas de liberalización de emisiones gaseosas se compensarían con la norma Interestatal del Aire Limpio. Esta establece topes globales de contaminación a largo plazo a ser implementados en los próximos diez años. Las industrias pueden negociar entre ellas cupos de contaminación dentro del tope total. Todo es negocio. Con el record de la administración en el tema, está por verse que sucede con la implementación de la norma Interestatal. Mientras tanto se agregarán un millón de toneladas más de contaminantes y se podrían producir unas 200.000 muertes prematuras más.
Ahora tenemos el huracán Katryne con su diluvio de destrucción y muerte. Las explicaciones científicas apuntan a que la frecuencia y violencia de estos fenómenos irá en aumento en virtud del calentamiento de los océanos. Esto está prácticamente reconocido aún por los mas recalcitrantes abogados del neoliberalismo ambiental. Algunos argumentan que se trata solo de un ciclo secular de la naturaleza. Pero la evidencia de ese lado es menos concluyente que aquella que respalda el deterioro progresivo.
Uno no puede dejar de contrastar la política de la administración en materia de medio ambiente con la que se predica y practica en el caso de la lucha antiterrorista. Ante la posibilidad o la sospecha aun remota o poco probable de un ataque, en la lucha antiterrorista y de seguridad no hay que escatimar esfuerzos. Se debe usar la disuasión y la prevención. Hay que atacar al terrorismo en todas sus formas y lugares y hay que prever todas las posibilidades y riesgos y tomar medidas preventivas. No hay que dejar resquicios, por si acaso. El ejército americano se está preparando inclusive para el evento de un ataque masivo de terrorismo dentro del país. Se han hecho inversiones de billones de dólares (aunque no siempre eficientes y efectivas – ver las noticias recientes sobre el caso de la Agencia de Seguridad del Transporte -TSA).
De acuerdo. Los ataques terroristas son de gran impacto en el bienestar y la moral ciudadana. También afectan mucho más la imagen política de los gobernantes que el ya no tan lento y silencioso deterioro ambiental. Sin embargo las cifras de muertos y los costos del terrorismo no pueden compararse el mismo día con las 20.000 muertes prematuras anuales por emisiones venenosas, o los 26.000 millones de dólares en pérdidas estimadas a causa de Katryne.
Dicen algunos economistas que restringir la contaminación afecta la economía negativamente. Posiblemente, y lo dudo, en el corto plazo, pero será lo mismo en el largo? Será que los países pueden sacrificar una fracción del PNB ahora para ganarla con creces en el futuro?. Está la economía para servirle a la humanidad o será que esta tiene que sacrificarse por la primera? Estará la administración poniendo el carro adelante del caballo?
Las preguntas críticas son: Por qué no se procede con la misma o similar prudencia y prevención en el caso de la protección al medio ambiente cuyo deterioro pude ser catastrófico para la humanidad al igual que como se hace con el terrorismo? Es moral y éticamente correcto tapar el sol con las manos en el caso del medio ambiente? Las respuestas pueden estar en otra pregunta: A quienes beneficia económicamente la ultra prevención contra el terrorismo y sus contratos millonarios y a quienes beneficia el desdeño por el calentamiento global y el relajamiento de las normas ambientales?