Movimiento Patria Nueva

Colombia, entre todos los países de la tierra, tiene la fortuna de contar con un presidente apoyado por 79 por ciento de los ciudadanos. Álvaro Uribe Vélez es el Mesías deseado por cuatro de cada cinco colombianos. El apoyo multitudinario es un fenómeno extraño en la región, que hace de la vida política del país un caso digno de atención. Es difícil comprender por qué, ante ese respaldo casi unánime, un grupo de notables sale ahora con un rimbombante movimiento literario de reelección que no hace falta para nada.

El memorial de loas firmado por el ex presidente Julio César Turbay Ayala y por 40 ex ministros liberales contiene párrafos hermosos sobre diversos aspectos de la vida política colombiana y conclusiones tajantes sobre la necesidad de cuatro años más de Uribe y de seguridad democrática. La proclama uribista deja, sin embargo, un interrogante por contestar: si tan esencial es el gobierno de Uribe para bien de Colombia, ¿Serán suficientes cuatro años más? ¿No sería más lógico y apropiado conferir al único colombiano capaz de gobernar la calidad de presidente vitalicio?

Es encomiable el entusiasmo de los 41 con el respeto a la capacidad de disentir y a todas las demás libertades cívicas. Es también asombroso que esa postura civilizada provenga del señor Turbay Ayala cuyo gobierno no se recuerda por el respeto a los derechos políticos esenciales de los gobernados. Si por algo se distinguió el cabecilla de la Patria Nueva fue por el estilo autócrata de gobierno y por el desprecio de las prerrogativas de sus compatriotas, consagrados en su famoso Estatuto de Seguridad.

Impresionante también la insistencia de los 41 firmantes de la proclamación de Patria Nueva sobre el terrible problema de la pobreza y sus consecuencias en la vida democrática. Cabría preguntar desde luego qué hicieron el insigne ex presidente y los 40 ciudadanos liberales con turno ministerial para aplacar en lo posible la miseria de sus conciudadanos cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo y por qué no se lamentan ahora de su desidia.

Ojalá que en lugar de frases altisonantes y retórica inútil se lograra convocar a los colombianos a una cruzada de trabajo, tolerancia y solidaridad para rescatar la patria nueva, que es la misma patria vieja que se escapó de nuestras manos.

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