Entre la bella y la bestia

Los periódicos del 30 de abril informaban acerca de la tortura degradante a la que fueron sometidos algunos presos iraquíes por integrantes de la fuerza de ocupación, registrada en fotografías que fueron difundidas por el mundo entero. Los árabes se indignaron ante la barbarie del incidente y el presidente de Estados Unidos, tras deplorar y condenar lo ocurrido, afirmó que esa no es la manera como se actúa en su país. Lo ocurrido, sin embargo,  presta credibilidad a las acusaciones que se han hecho acerca del tratamiento de los prisioneros de Guantánamo, de los detenidos después del cataclismo del 11 de septiembre de 2001 y aún de trato inhumano de los reclusos en algunas prisiones estadounidenses.

La prensa contenía otras noticias increíbles. Un general de la Guardia Republicana de Sadam Husein había sido encargado de restablecer el orden en la ciudad de Faluya. Un alto cargo del campo de concentración de Guantánamo había sido desplazado a Irak para vigilar el tratamiento de los presos. En un gesto inédito, el presidente de Estados Unidos se había hecho acompañar del vicepresidente Cheney para declarar ante la comisión legislativa que investiga el 11 de septiembre. El tal Cheney es el hombre que se descubrió a sí mismo. Encargado de identificar candidatos a la vicepresidencia, presentó su propia candidatura, que fue aceptada.

El noticiero de la noche de la BBC de Londres mostró las fotografías de la asquerosa tortura de presos iraquíes y repitió algunas otras noticias de la mañana. Cuando se acercaban las doce de la noche, el comienzo del día 1 de mayo, el tono, las imágenes, el espíritu cambiaron. Aparecieron en escena los diez países que en ese día pasarían a ser nuevos miembros de la Unión Europea , la Europa de los veinticinco.

Ese momento crucial de la historia no recibió el mismo despliegue publicitario de la ocupación de Irak pero la televisora londinense destacó aspectos maravillosos del acontecimiento. Mientras mostraba los festejos con fuegos artificiales en las capitales y otras ciudades de los nuevos miembros de la UE , recogía impresiones de sus ciudadanos y subrayaba gestos como el proyectado cruce del puente sobre el río Neisse en la confluencia de Alemania, la República Checa y Polonia por los jefes de gobierno de los tres países, para borrar las fronteras que años atrás fueron profanadas por las hordas nazis. Ocho de los países que accedieron a la UE cayeron bajo la bota soviética al final de la segunda guerra mundial y hoy hacen parte política de Europa, a la cual siempre han pertenecido en cultura y geografía. Su ingreso ha sido aceptado porque cumplen con los criterios aprobados en Copenhagen: estabilidad de las instituciones que garanticen la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos y el respeto y protección de las minorías; la existencia de una economía de mercado funcional; y la capacidad de cumplir con las obligaciones como miembros de la UE.

En Europa se han superado la animadversión ancestral y los vejámenes de los despotismos del siglo XX para establecer un sistema de apertura, igualdad ante el gobierno y la ley remontando obstáculos que parecían invencibles. Pueblos aplastados por usurpadores extranjeros se han unido para prometer vivir en paz y en progreso compartido. La Unión Europea es una aventura digna de las mejores cualidades del ser humano en su búsqueda por forjar una sociedad más solidaria, justa y amable.

Ni se puede ni se debe imitar a Europa. Cada nación y cada región tienen su propia idiosincrasia y sus características. Pero Europa puede servir para reforzar la convicción de que todo es posible cuando se lo quiere alcanzar.  Es, por otra parte, un testimonio irrefutable de que en muchas partes del mundo se lucha por engrandecer a la humanidad mediante la razón, en lugar de disminuirla por la fuerza.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

5 + 5 =