;p:La reciente visita oficial de Mohamed Jatamí, presidente de Irán — uno de los tres Ejes del Mal — a José María Aznar, presidente del Gobierno español y el más dócil de los procónsules, fue sin duda un acontecimiento histórico. Desde 1965, cuando el difunto Shah visitó la Madre Patria, la Península Ibérica no había disfrutado con la presencia de ningún gobernante iraní. Lo hizo ahora, en el momento más curioso, cuando el presidente del Gobierno se desvive por complacer a Washington y la Casa Blanca no escatima esfuerzos para desacreditar al país de Jatamí.
Los dos peculiares personajes firmaron, como se acostumbra en encuentros entre mandatarios en vacaciones, acuerdos de trámite sobre finanzas y turismo. Más allá de ello, decidieron lanzar a partir del otoño de 2003 un “gran diálogo entre civilizaciones”, proyecto que puede llegar a ser modelo de los que debería emprender la humanidad. Todo en medio de circunstancias inéditas.
El primero que sufrió fue el protocolo, ese retazo de costumbres ridículas que se saca a relucir con entusiasmo en las ceremonias oficiales. Su religión prohíbe al ilustre visitante dar la mano a las mujeres o sentarse a manteles si hay vino dando vueltas por ahí. Estrechó así la mano del rey, jefe del Estado español, pero a la reina no le dio las voces. Para su visita al ayuntamiento de Madrid, se escondieron dos botijos, uno con anís y otro con aguardiente, que tienen los ediles para ofrecer a los huéspedes de honor con su chocolate con churros. La mayor prueba de inteligencia la dio la ministra de asuntos exteriores de España, para quien el protocolo que le impidió estrechar la mano de Jatamí a su llegada al aeropuerto de Barajas subrayó, según dijo, el encuentro de dos culturas que tienen que entenderse.
Sufrió mucho también Don Quijote de la Mancha. Jatamí, en su conferencia en la Universidad Complutense, usó el personaje de Cervantes para hacer una serie de cortantes reflexiones veladas sobre los líderes del mundo 2002, en especial uno de sus personajes favoritos, el hijo mayor del ex presidente Bush de Estados Unidos. Fuera ya del recinto universitario — Jatamí es un académico — en una conferencia de prensa se refirió a ciertos asuntos que sería difícil calificar de quijotescos, cuando contrastó la alharaca universal actual con las armas de destrucción masiva de Sadam Husein y la gélida indiferencia global cuando el mismo Husein invadió a Irán y usó esas armas genocidas contra los iraníes.
Es difícil vislumbrar parecidos entre nuestro desquiciado mundo actual y el famélico caballero de la Mancha. Lo único, quizás, es la capacidad de vivir en función de quimeras, viendo como los molinos de viento se convierten en caballeros andantes y las muchachas del pueblo en Dulcineas del Toboso. Coincidiendo en el tiempo con la aparición del peregrino señor Jatamí en la Madre Patria vino la increíble noticia según la cual el gobierno estadounidense está preparando el expediente para llamar a juicio al dictador iraquí cuando se le haya derrocado y reemplazado por otro régimen en Bagdad. Nuevas asombrosas, porque los presuntos fiscales son los mismos que despotrican contra la Corte Penal Internacional. No se sabe ante cual tribunal lo juzgarán por sus crímenes de guerra quienes desconocen la competencia de la Corte establecida para conocer de tales delitos.
Fuentes de información: El País y El Mundo de Madrid, 29 y 30 de octubre, The New York Times, de Nueva York y The Washington Post de Washington, 30 de octubre.